O “Marracú” e o “Federal”



Hoxe traio un relato de "crónica negra", un relato onde foi tristemente protagonista un veciño de Pazos de Rabeda (Taboadela) ao que alcumaban o "Marracu". Trátase do asasinato, no ano 1919, de don José Delgado Guzman, mais coñecido como o "Federal", e que tivo unha gran repercusión a nivel nacional. 

A continuación póñovos, integro, a noticia publicada no diario La Correspondencia de España o 8 de xuño de 1919: 

El asesinato de "el Federal" 

De la labor intensa realizada por el Juzgado y la Policia se reúnen ya datos suficientes para deducir cómo fue asesinado don José Delgado Guzman, «el Federal». En la Cárcel se conocieron «el Gallego», Nicolás .y un criado de «el Federal», que había sido detenido por haber matado en riña a un hombre, y como el trapero del Rastro enviaba con frecuencia dinero a su criado, debió excitarse la codicia de sus compañeros de prisión, llevándoles á pensar, acaso solamente por entonces, en el robo. 

Cuando salieron de la Cárcel Nicolás y «el Gallego», continuaron pensando en su proyecto y, para poderlo realizar mejor, asociaron a su idea a «el Marracu», para lo cual en el mes de enero fueron a Orense para exponerle su proyecto y decidirle a que prestara su cooperación, cosa que lograron, regresando en seguida á Madrid. para poner en ejecución su plan. 

«El Gallego» se presentó en casa de «el Federal», proponiéndole la compra de la maquinaria de la Azucarera de Padrón, negocio que, a pesar de su desconfianza de siempre, aceptó «el Federal», saliendo de Madrid con «El Gallego». 

Nicolás, que iba en el mismo tren, se adelantó sin duda para preparar el «golpe» de acuerdo con «el Marracu». «El Gallego» y «el Federal» pasaron la noche del día 20 en Monforte y de madrugada salieron para Orense, donde «el Gallego» legró que no pudieran tomar el automóvil qué hace el servicio á Santiago para luego dirigirse á Padrón. 


Pasada la hora del automóvil, «el Gallego” fingió su disgusto por no haberle podido tomar, pues ello hacía que su viaje se retrasara veinticuatro horas, y entonces propuso a «el Federal» hospedarse aquel día en una casa próxima, propiedad de un amigo suyo; y, en efecto, a ella se encaminaren los, dos viajeros. 
El momento del asesinato 

«El Gallego», delante de su compañero de viaje, traspuso el umbral de la portada, que se cerró detrás de ellos. Atravesaron después el corral y llegaron á la puerta que da acceso a las habitaciones. «El Marracu» iba detrás de ellos. 

Cuando «el Federal» pasó de la puerta, «el Marracu», que le seguía con un hacha que tenía oculta le dió al trapero un golpe en la cabeza. «El Federal» cayó al suelo bañado en sangre y allí quedó muerto. Entonces el asesino y sus dos compañeros se apoderaron del dinero y de cuantos efectos de valor tenía «el Federal», arrojándole después al pozo en que ha sido encontrado 

De este verosímil relato del crimen se desprende, que el autor material de la muerte del trapero del Rastro fue «el Marracu» sin la intervención de «el Gallego» y Nicolás, que no llegó á ser precisa por lo certero del golpe que con el hacha le dio «el Marracu» en la cabeza, dejándole muerto en el acto. 

Una información interesante de «La Voz de Galicia», diario coruñés, reproducimos la siguiente:

«Se conoce nuevos detalles acerca de Antonio Fernández Vila (a) «Marracu», presunto coautor del asesinato de «el Federal» y sujeto de pésimos antecedentes, aunque muy cauto y disimulado, alguien por requerimiento de las autoridades españolas se busca al presente en Cuba. 

“Marracú” es hombre de unos cincuenta y un años, viudo y natural de Pazos de la Rabeda, en Taboadela (Orense). Su padre se Ilamaba José Fernández y su madre Jacinta. Está comprobado que ésta, como ya hemos dicho, se embarcó también para la Habana con su hijo, el «Marracú». 

Este es alto, tipo airoso, enjuto de carnes, de pómulos salientes, color moreno, aspecto sano, pelo y bigote canoso. 

Con el «Marracú» y su madre Jacinta vivían, según dijimos, en la casa en que se supone realizado el asesinato, tres hijos del criminal, llamados Josefa, Ludivina y Sergio, de veinticuatro, veintiuno y quince años de edad, respectivamente. 

Sabido es que el 18 de febrero estuvo el «Marracu» en casa de D. Carlos Valencia, farmacéutico orensano y dueño de la finca en que apareció el cadáver, y de él se despidió, anunciándole su propósito de embarcar en La Coruña para Cuba. No embarcó el 21 porque el 21 estuvo en la feria de Canedo (Orense), y sólo abandonó La Coruña el 22 de marzo en el vapor «Barcelona». Residió pues, en está capital o en sus inmediaciones un mes, aproximadamente. 

Para justificar su marcha, dijo que un hijo suyo, residente en la Gran Antilla, le había mandado 7.000 reales para los gastos de embarque. Ya sabe el lector que la única cantidad recibida de América el 14 de febrero, sólo fue de a250 pesetas, cheque cobrado en la Casa de Banca de les Sres. Romero, con la garantía de Ramón Montero, vecino del pueblecillo de Rairo. 

El tiempo que aquí estuvo el «Marracú» con los suyos, debió haberlo empleado en arreglar, con datos falsos, la documentación necesaria para poder emigrar, teniendo que avecindarse o empadronarse en Oza, pues á los residentes en la provincia de Orense les estaba prohibida, por aquella época la emigración, merced á las trabas de la declaración del estado epidémico a causa de la gripe. La madre no podía tampoco ausentarse por falta de documentos, y para solucionar esta dificultad, volvió el «Marracu» desde La Coruña a Taboadela y estuvo en el Juzgado municipal de aquel término, encontrándose partida que buscaba.Visitó también, con igual pretensión, la casa del párroco. 

Logró embarcar, según ahora resulta, utilizando documentos y el nombre de un hijo o de un sobrino suyos que están en América. 

El sobrino, llamado Santiago, está colocado en el Hotel Pasaje, de La Habana. El hijo del «Marracú» está encargado de una fábrica de calzados en Calzada del Cerro 

Parece ser que el actual casero que habita la finca de las inmediaciones de Orense en que se supone realizado el asesinato de «el Federal», tenía el propósito, sabedor de la existencia del pozo, de abrirlo y utilizar el agua para regar las tierras, sobre todo ahora que se avecina el estío. 

Y tenía pensado hacerlo pronto. Con lo cual, aunque Nicolás Rodríguez el preso de la cárcel de la Roda, no hubiese hecho la interesante confesión que puso término a cuantas leyendas se forjaron sobre la desaparición y paradero de «el Federal», el cadáver de éste no hubiera tardado en aparecer; aunque tal vez lo fuese cuando el estado de descomposición de los restos del desgraciado tratante del Rastro madrileño hiciesen difícil la labor del Juzgado, y acaso imposible el esclarecimiento del crimen. 

Del análisis efectuado en el cadáver, se deduce que la muerte de «el Federal» fue ocasionada por traumatismo, que destruyó la masa encefálica. El golpe abarca toda la región temporal y parte de la parietal del lado izquierdo, hundiéndola. El lóbulo izquierdo aparece destruldo. 

Esta herida, mortal de necesidad, fue, según se cree, á juzgar por la huella, producida por un golpe de marreta, uno de esos martilletes que se emplean para partir el morrillo. Tiene herida una extensión de quince por doce centímetros. En la masa encefálica se veían esquirlas del hueso. 

En los intestinos se encontraron trozos de carne y restos al parecer de vino, que indican que «el Federal» debió haber sido muerto dos horas después de haber comido. 

Es esperado en Orense, reclamado por el juez de aquella capital, el matador del «Gallego», Nicolás Rodríguez Valero, que se supone sea uno de los cómplices o coautores da tan horrible crimen. Por de pronto a él se debió el descubrimiento del lugar donde el cadaver de «el Federal» se hallaba. 

Investigaciones policiacas 

La Policía, y especialmente el agente señor Vázquez, anduvo ayer en averiguaciones para ver de conseguir saber dónde estuvieron aloadas en La Coruña Antonio Fernández» alias «Marracú», su madre y sus tres hijos Sergio, Ludivina y Josefa, cuando vinieron para embarcar con dirección a La Habana. 

Hay por lo visto una referencia, según la cual se hospedaron durante cerca de un mes en una casa-figón del Pasaje. 

Para saber si es o no cierto esto, anduvo la Policia en indagaciones por aquel punto: No logró concretar nada. 

Lo que sí está comprobado es que las cartillas de identidad para el embarque fueron diligenciadas por el Juzgado de Santa María de Oza el 8 de marzo, apareciendo en ellas como avecindados en aquel punto. 

También para esclarecer lo con esto relacionado estuvo en el Ayuntamiento ayer el agente Sr. Vázquez. 

Además visitó los diferentes gabinetes fotográficos que hay aquí para ver si en alguno de ellos habían sido hechos los retratos que «el Marracú» y su familia precisaron para los «carnets» con que embarcaron. 

No fue posible hallar los clichés de aquellos retratos. 

Se sospecha que éstos muy bien pudieron haer sido hechos por alguno de los fotógrafos ambulantes que circulan por las calles esta capital, y si es así, no será fácil obtener las copias que se buscan, ya que no suelen, quedarse con «clichés». 

Como quiera que el «Marracu» sufrió en el penal de Burgos una condena que se le impuso por un robo cometido a un sacerdote (de Celanova), parece que hay el propósito de escribir al director de aquel establecimiento, pidiéndole la ficha y el retrato, si allí existe, del presunto cómplice en el asesinato de «el Federal». 



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