A Guerra da Independencia en Taboadela (II)



En febreiro do 2016 publicamos unha nota onde falabamos sobre a Guerra de Independencia e como encaixaba o noso municipio nese feito histórico. Basicamente o que fixemos foi destacar os enfrontamentos entre os franceses e o Rexemento de Voluntarios Cataláns, co apoio das xentes de Taboadela. Aquela foi unha loita claramente desigual e rápidamente liquidada polas forzas de Napoleón. Lembramos que aquel episodio de loita foi previo á Batalla de Xinzo de Limia 


Hoxe , vamos a traer eiquí dos días previos a todos eses feitos. Para iso vou pór a continuación un artigo titulado "Recordos da Guerra da Independencia: Demasías dos invasores", publicado o 14 de outubro de 1917 no Diario de Galicia (numero 2860) e onde Benito Fernández Alonso saca á luz a crónica feita eses días de principios do século XIX, polo párroco de San Mamed de Urrós, Don Bartolomeu Cordido Poño, a continuación, o devandito relato, un mais das loitas dos galegos contra os exercitos de Napoleón en Galicia. 

Distrito de Allariz: San Mamed de Urrós.— En los folios 16 vuelto y siguiente del libro viejo de Fábrica de esta parroquia, hállase una curiosa redación que dejó consignada Don Bartolomé Cordido, párroco que era de dicha feligresía en 1809. 

Comienza haciendo, a grandes rasgos, una historia de la invasión francesa; y después de recordar la falacia y ambiciones de Napoleón, dice: 

Pedro Caro y Sureda, Marqués de la Romana


"...Despertó la España, formando ejércitos en Asturias, y por todas partes, quitando sin distinción ni exclusión alguna, hijos de viudas, de padres sexagenarios, estudiantes, capellanistas, ordenados de menores, de modo que solo los in sacris se excluían; con cuya novedad los estudiantes de Santiago todos se ofrecieren voluntariamente a servir a la Patria y militar hasta conseguir la libertad de nuestro amado Fernando VII, proclamado ya Rey, por los madrileños. Pero como toda esta gente, no estaba acostumbrada a los trabajos de la guerra, sin disciplina, y por otra parte, los soldados viejos parte de ellos se hallaban en el Norte comandados por el Sr. Marqués de la Romana, los demás llenos de miseria y de mal pagos por falta de dinero, porque todas las contribuciones y dinero que se hacia en la inicua venta de capillas y obras pías, todo era poco para el hambriento Godoy, ministro que fue en tiempo de Carlos IV, otro tal como Napoleón, pues ambos conspiraban a derrotar la España, aunque a este tiempo se incorporó el Sr. Marqués de la Romana que con velocidad llegó a León con la mayor parte de sus tropas para defendernos de la furia del codicioso Napoleón, en donde la Junta le hizo general del ejército de Galicia, se vio precisado con todas sus tropas a hacer desde León una retirada tan precipitada en el mes de Diciembre de 1808 que la más de la gente se derrotó, ya con las nieves e invierno que había, llegó a Orense, de aquí a Allariz, de aquí pasó a Monterrey y después pasó a la Castilla; y con estas retiradas, los soldados se marchaban para sus casas, otros se echaban a pedir, otros a robar y otros quedaban en los caminos, cansados y enfermos, que aún en diferentes tiempos tuve que cuidar y asistir en esta mi casa (Rectoral de Urrós) a seis, y a los sanos que desfilaban de la vereda de San Victorio y se bajaban a los lugares, era dolor verlos, y por consiguiente los socorría yo y los vecinos con comidas; a otros, zapatos, a otros, camisas, además de las contribuciones que hemos sufrido con el fin de vestir y calzar nuestro Ejército". 

"Con esta retirada les quedó a las franceses camino franco; llegaron a Orense en el mes de Enero, en donde les concedieron, aunque la ciudad los recibió con bandera de paz, dos días de saqueo, hicieron estragos innumerables en las haciendas y casas, robando, no sólo víveres y dinero, sito también los vasos sagrados, todos en Santa Eufemia, y no lo hicieron en las demás iglesias, porque les contuvo el Duque de Dalmacia". 

Rectoral de Urrós (Allariz) 
"Después de haber hecho innumerables estragos, abriendo cubas, sacando de los mismos pies los zapatos a lo vecinos, sin respetar ni al corregidor ni eclesiástico; en fin, habiéndose vestido y calzado, pues habían llegado derrotados, siguieron al Marqués de la Romana por Taboadela y San Victorio: algunos quedaron en Ourense recogiendo caudales de las tenencias, otros llegaron a Allariz en donde hicieron los mismos estragos, despedazando puertas y ventanas, destruyendo el fruto en las tullas, sembrándolo en el campo a montones a los caballos y a las monjas le derrotaran el convento y les consumieron y desperdiciaron la cosecha, pues además del fruto que ellos gastaban, haciéndoselo conducir a los mismos dueños a los molinos, que todos se embargaban para ellos lo vendían el ferrado a 4 reales a los paisanos, que muchos hambreaban, ya porque ellos se apoderababan de todo, ya también porque como maltrataban a todo género de personas, violaban las mujeres, y en fin, aterraban a todo el mundo con sus crímenes, sacrilegios, burlas, burlas, escarnios que hacían de nuestros cultos, hacienda, cuadras y cuarto común los templos, todas los naturales buscaban su refugio y abrigo a los montes y las orillas del río que va por Taiu, pasando hambre y durmiendo a la inclemencia en la estación más rigurosa del año, de que se originaron muchas enfermedades y mortandad. Así se conservaron en Allariz algún tiempo, pidiendo raciones a toda la jurisdicción, y aquí a esta parroquia, en esta estancia y con la que hicieron segunda vez, como adelante diré, consumieron 4 bueyes, 8 carneros, 6 carros de leña, 3 los di yo por aliviar los vecinos, y el pan se le cocieron de la primicia de modo que en las danzas de raciones, consumieron las 8 fanegas que tenía en la sacristía 

Para comunicarse con libertad los de Allariz con los de Orense, tenían tomada la vereda, repartiéndose unos en casa del Sr. Abad de Taboadela, otros en la de Sotomayor y palacio del Marqués (de San Saturnino) y otros a San Victorio alojados en las casas de los vecinos, porque el Teniente en vacante escapó. 

“El Regimiento de Cazadores a caballo de la Guardia Imperial” (Ferrer Dalmaul)


En estos parajes, como eran dueños de todo, los dueños propios se daban por felices en ser criados suyos, y por otra parte, aunque con repugnancia les mostraban buena cara, no sucedió en dichos lugares desgracia alguna. Mientras estuvieron en San Victorio, bajaron une tardecita hacia el Castro, siguiendo a una moza, otra tarde llegaron cuatro hasta el molino de Casnadaya (*Casnadagaia); y sospechando los vecinos vendrían a espiar para el otro día o de noche robar, de día y de noche andan con los ganados por los montes; abandonamos nuestras cazas y haberes, los días los pasábamos por los montes, y las noches, hombres y mujeres todos en la palleira de María Barrio... Con esta novedad los trabajos del campo se atrasaron y únicamente nos empleábamos todos en andar escondiendo algunos de nuestros haberes y enterrando fruto, alhajas hasta las carnes saladas; pues en dicho tiempo corno por desgracia aun no estaban bien de fumadas, muchas se perdieron ... 

Las alhajas de plata de la iglesia y aun el copón mismo, las enterré, dejando en el Tabernáculo el relicario con algunas partículas debajo del ara, porque en Allariz, todas las iglesias las talaron enteramente, sin dejar ornato alguno, un cabo de cera, ni un cáliz, ni albas , y la que mas daño sufrió fue la de San Esteban. También yo había escondido los libros de esta iglesia, pero como por otra parte ellos traían muchas noticias que se las suministraban españoles afrancesados... no usan de otro castigo que poner el sable desnudo al cuello… 

"Dispuso Dios que recibiesen orden de retirarse todos a Lugo; piden bagajes y ellos mismos buscaron cuantas caballerías y carros pudieron para conducir consigo las riquezas que hablan robado, y aún de esta parroquia fueron 7 carros y 14 yuntas, y no les dando soltura ni les queriendo reemplazar hasta que llegasen a Lugo, cansaban los ganados, algunos vecinos abandonaron su carro para reservar su vida, porque veían los golpes qe a los ganados y personas daban” 

"Retirados a Lugo, se presenta en Allariz el Sr. Marques de Valladares con algunos catalanes, y como no hallaban que comer ni había dinero, también a imitación de los Franceses, pedían y repartían por la jurisdicción raciones de pan y carne; despiden por toda la provincia comisionados para recoger los soldados dispersos y todas las armas tanto las del Rey cuanto de todos los particulares, que admitiesen bala, caballos, yeguas, sillas y arreos para volver incorporar nuestro ejército derrotado con tantas escapatorias. 

"Llega a los franceses a Luto, gran refuerzo de Caballería, Infantería y cañones que trajeron de !a Coruña. Llega primero la Infantería a Orense, se extienden a Ribadavia, y los pobres paisanos, ya aburridos de la primera entrada, pues al mismo tiempo quieren entrar en Allariz para acometer par ambas partes a Portugal, tratan de hacerles frente, aunque sin auxilio de tropas ni de armas, pues se la habían sacado para los soldados, pero ignoraban la gran chusma de Caballería enemiga muy aguerrida y agigantada que con cañones de Artillería venía a las espaldas de la Infantería. El Sr. Valladares despide desde Allariz partidas de catalanes, una a la Merca para esperar a los que venían ya huyendo por la barca de Barbantes escarmentados de Tuy y el Rivero en donde murieron muchos, paisanos, otra a Taboadela con orden a las Justicias para que toquen las campanas, se junten los paisanos con las armas de su oficio, a falta de otras, y acompañen a los pocos catalanes. 

El juramento de las tropas del Marqués de la RomanaManuel Castellano


Se juntan en Taboadela con los paisanos de todas estas parroquias, unos con fauces, otras con forcadas, y los catalanes, así que los avistan por debajo de la iglesia de Taboadela, a tiro de bala, agachados tras las peñas, les hacen fuego, peor habiéndoseles acabado la prevención y viendo fuerza superior contraria, se retiran a Allariz, y la Infantería Francesa, en seguimiento de ellos haciéndoles fuego y los pocos caballos que venían avanzan a los altos más encumbrados, saltando muros, que parece increíble que el caballo más fuerte los saltase, corriendo par los centenos adelante, aunque algunas veces se les empantanaban hasta la barriga, pero ellos con sus espolazos las hacían saltar; llegaron ahí corriendo hasta Queiroares persiguiendo a los paisanos que venían a refugiarse a sus chozas, y en aquella parroquia mataron hasta siete. Llegaron dos de a caballo y uno de a pié para cargarle las armas, en seguimiento de mis feligreses, pero de estos hubo la dicha que ninguno peligro, y solo sí mataron a uno de la Merca dándole cuatro cuchilladas en cabeza y cuello en la pieza de Pedro Iglesias sita al término de Casarellas, cuyo asesinato he visto practicar desde mi ventana; se acercaron más y dispararon un balazo a Fernando Conde, casi cerca de su casa, pero tuvo la fortuna que no le tocó. Otros siguieron la vereda de San Victorio y en ella mataron también a un tal Pardo de la Pedreira, y acercándose la noche, se retiraron a Allariz, dejando por todas estas circunferencias a los pueblos consternados". 

"De Allariz pasaron corriendo adelante haciendo los mismos estragos, y tras ellos venía un gran ejército de Caballería, que tanto los soldados como los caballos y armas, ponían respeto, y cuantos los veían confesaban y decían era imposible que nuestros ejércitos les pudiesen competir. Conducen desde la Coruña cañones de batir, entran en Portugal; pero en el mes de Marzo huyen bien escarmentados, por montes y vinieron parar por Montealegre a Panamá, haciendo en esta retirada increíbles estragos, pero antes de entrar en Portugal pasaron algún tiempo en Allariz, y recelándose de los paisanos, salieron de Allariz, un día un escuadrón y bajando por la vereda que viene de Queiroás, y fue el día de Sán Matias, que estando para entrar en la Misa con la gente junte en la Iglesia, rezado ya el Rosario, apenas los avistamos tu Queiroás, que inmediatamente nos echamos a los montes; bajaron por la vereda formados, y al mismo tiempo que el escuadrón se movía; andaban también sus avanzadas de 14 hambres a los costados y retaguardia y estos saltan a los matorrales a registrar y a los lugares, y por la puerta de mi casa rectoral pasaron pero no hicieron más que pedir pan cocido y vino, lo que les suministró un criado que guardaba la casa, escondido cercano a ella. En el mismo día a la tarde volvieron subir a Allariz. A pocos días volvieren por la misma vereda en mayor número, se apostaron en la Merca, y en el monte en que se hace la feria, y allí y en Rabal estuvieron más de 15 días acampados, robando y aniquilando a los pueblos inmediatos” 

“Todo esto se anota aquí para que mis sucesores juzguen… De esta guerra tan cruel y sangrienta, se originó una peste contagiosa de cámaras de sangre: empezó por Orense y cundió por todos los sitios por donde anduvieron los franceses, de lo que se originó mucha mortaldad, de modo que fue una segunda guerra. Todo lo expuesto es verdad y lo anoto para noticia de lo acaecido: Bartolomé Cordido” 

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